lunes, 10 de junio de 2013

¿La quiero o no la quiero?

¿Y si no quiero a mi novia?
¿Y si solamente la quiero por costumbre?
Estoy bien y sin embargo, no siento ninguna sensación especial estando con ella.

Pienso en cosas que hacer con ella y no me apetece nada. Se me ocurren actividades y, acto seguido, pienso "para qué".

Supongo que el hecho de que me haya dicho desde que nos conocimos que hoy está conmigo, pero mañana vete tú a saber, ha terminado haciendo mella en mí. Eso me mata la ilusión.
Es como si fuese un freno de mano. ¿Para qué voy a ilusionarme si no me ofrece ningún futuro?

Pero si no hay futuro, ¿para qué sigo con ella?
Está bien, pongamos a imaginar que la dejo, que ya no tendré lo que tengo con ella, que se acuesta con otras... ¡me revienta!

Lo sé, pura contradicción. 
Ya lo decía yo (y Punset): las neuronas están fritas.

2 comentarios:

María dijo...

Hay que ilusionarse cada día.

Estela Rengel dijo...

Me ha gustado esta entrada, es muy sincera. Gracias por pasarte por mi blog y comentar, así me has descubierto el tuyo. :)