Me pregunto si la mayor huella que dejó en mí la segunda mujer de la que me enamoré fue esta incapacidad para ser feliz que de tanto en tanto me acongoja.
Yo, que siempre me consideré feliz, sufro de ataques de angustia vital que enmarañan mi circuitos neuronales y enturbian mi mirada.
Mi mirada se ha vuelto turbia, cuando siempre fue clara y franca.
Y si los ojos son el espejo del alma... ¡apañada voy!
Busco desenmarañador profesional.
1 comentario:
¡Al final todo nos hace más fuertes!
;)
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